
La vaporización resulta en tiempos recientes la mejor alternativa a fumar, sea cual sea la sustancia que se use. La inversión monetaria es mucho menor a largo plazo, resulta más saludable para el sistema respiratorio y una experiencia mucho más placentera. Lo más interesante resulta como el vapear es atractivo no sólo desde la propia experiencia, sino como un acercamiento a dispositivos de última tecnología.
Un vaporizador se encarga de calentar la hierba, el aceite o cualquier compuesto hasta un punto antes de hacerle combustionar, a modo de que libere su sabor y propiedades en un vapor más puro que puede aspirarse tal como el humo de un cigarrillo. Los más recientes materiales usados en su estructura, permite que sea un vapor más blanco y puro, sin compuestos tóxicos para el cuerpo. Toxinas desagradables y nocivas quedan impregnas en el remanente que luego se desecha.
Procesos de calentamiento: Conducción frente a Convección
Conducción
Los vaporizadores que emplean este método aplican la carga de temperatura directamente en el compuesto a usar. Tienden a conformarse por placas calientes, usualmente de cerámica, para calentar el compuesto en un solo proceso y así liberar las propiedades en menor tiempo y de modo más directo para ser inhalados.
¿Cuáles son los beneficios de usar este proceso? El compuesto logra calentarse mucho más rápido, apenas encendiendo el portable, permitiendo un ahorro considerable de la batería. Además, estos dispositivos tienden a ser más sencillos y discretos, como también de mucho menor costo.
¿Cuáles son sus desventajas? Al calentar directamente el compuesto, nos exponemos a que pueda entrar en combustión e inhalar las impurezas que tratamos que queden en el remanente. Además, el control de la temperatura a aplicar resulta mucho menos preciso a menos que exista un panel digital para su uso y el calor no se aplica de modo uniforme, teniendo que constantemente girar o mover el contenido al agitar el vaporizador.
Convección
A diferencia del proceso de conducción, en este proceso el compuesto tiene un calentamiento indirecto. Es el aire el que se calienta y éste luego pasa a calentar el compuesto, separado de la fuente de calor mediante una gasa o filtro especial y así manteniéndose protegido de entrar en combustión. Esta fuente de calor logra calentar primero el aire a una temperatura determinada, luego pasando uniformemente por todo el contenido y evaporándolo.
¿Cuáles son los beneficios de usar este proceso? De primera mano, se permite controlar con mayor precisión la temperatura que se va a emplear. El riesgo de combustión prácticamente desaparece cuando se hace un calentamiento indirecto a través del aire que pasa por el compuesto. Desaparece la necesidad de estar moviendo o agitando el dispositivo para mover el contenido, pudiendo tener una experiencia más relajada y sin mayor complicación.
¿Cuáles son sus desventajas? Por el uso de la tecnología que requieren todas sus fases, tienden a requerir mayor complejidad de estructura y por ende cuestan mucho más dinero que uno convencional. Además, el tiempo de calentamiento resulta más largo por ser indirecto, requiriendo más espera y mayor uso de la batería. Siempre resulta mejor tener una batería extra recargable para no interrumpir el uso continuo.
Conclusión
Ambos tipos de procesos tienen sus pros y contras, pero lo seguro es que usar un vaporizador en lugar del proceso para fumar convencional resulta en una experiencia más placentera y saludable. Los vaporizadores de convección resultan una mejor opción para quienes busquen mayor calidad y no les importe invertir más dinero inicialmente, mientras que los de conducción son mejor opción para quienes tienen un presupuesto limitado y simplemente quieran vapear sin tanta complejidad.
Para ti, ¿has pensado cuál resultaría mejor para el uso diario?